viernes, 9 de abril de 2010

Jesús, nosotros y el mundo



Merece mucho la pena ver sin prisas esta extraordinaria representación de como Jesús nos busca, nos llama, nos espera y como el mundo nos trapa, nos ahoga, nos impide acercarnos a Él que es el camino, la verdad y la vida. Las cosas del mundo, ¡que grandes enemigas del hombre!

“Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1.ª Juan 2:14-17)

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