jueves, 16 de junio de 2011

Felices


Felices los que siguen al Señor
por la senda del buen Samaritano.
Los que se atreven a andar tras sus pasos
a superar las dificultades del camino.
A vencer los cansancios de la marcha.
Los que al andar van trazando
sendas nuevas para que otros sigan,
entusiasmados, y continúen la obra del Señor.

Los que, atentos y presurosos,
cambian su ruta para salir al encuentro
del Señor vivo en el que sufre,
tan presente en estos tiempos,
tan cercano para algunos, para otros tan lejano.

Felices los que dan la vida por los demás.
Los que trabajan duro por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino desde lugares remotos.
Los que, anónimos y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros vivan más y mejor.

Felices los que con su diario sacrificio
abren huellas de humanidad nueva
en un mundo enfermo por el egoísmo neoliberal del "dios-mercado".

Felices TODOS los que trabajan por los pobres.
Desde los pobres. Junto a los pobres. Con corazón de pobre.
Contemplando a diario la hermana muerte, temprana,
injusta, dolorosa, en los rostros de los niños olvidados,
sin salud, ni educación, ni juegos.

Felices los que viven solidarios
dejando el asfalto limpio y prolijo
para caminar los senderos pedregosos, polvorientos
que abren al mundo de los que no cuentan
en los números o estadísticas de los ministerios de turno.

Felices los que aman al hermano concreto.
Los que no se van en palabras sino que muestran su amor verdadero
en obras de vida, de compañía y de entrega sincera.

Felices los que enseñan, los que intentan que todos aprendan
sin distinciones de color, piel o dinero.

Felices los que comparten sus bienes
Don-regalo del Buen Dios para vivir como hermanos
y demostrarlo en la práctica.
Los que no guardan con egoísmo sino que brindan y comparten.

Felices los que caminan juntos, en búsqueda comunitaria
del Reino de Vida Nueva y Fraternidad Realizada.
Los que se ayudan en las buenas y en las malas,
los que aprenden que mas pueden dos juntos que uno solo.

Felices TODOS los que piensan primero
en el hermano y que encuentran su alegría, el gozo
y el sentido de la vida en trabajar por los demás
y por el Reino.

FELICES ,LOS QUE VIVEN
EL MANDAMIENTO PRIMERO
QUE ES AMOR A DIOS EN EL HERMANO.

Amén

martes, 14 de junio de 2011

El misterio del zumbido de la tierra



Muchas noches me he estrujado el cerebro para deducir de dónde podía surgir ese sonido sordo, como de motor diesel lejano que parecía provenir del exterior de mi casa y que se hace perfectamente audible alrededor de la medianoche cuando el silencio es más intenso. Vivimos en un pequeño pueblo y no hay circulación ni ruidos durante la noche, sin embargo, más de una vez he mirado por la ventana tratando de averiguar qué coche había con el motor al ralentí en el exterior de la ventana. De repente hoy me encuentro con esta noticia en el diario ABC de España que habla del misterioso zumbido de la tierra en varias zonas del mundo. Me he alegrado al leerlo, pues ya hace tiempo que desistí de localizar la fuente de ese "runrun" sordo, inaudible durante el día que me acompaña hace meses cuando todos duermen y yo escribo o navego sentado en mi sillón.


Este es el artículo en cuestión:


Vecinos de un pueblo británico escuchan cada noche un extraño ruido con origen desconocido. El fenómeno se ha repetido antes en distintos puntos del planeta.
El pequeño pueblo de Woodland, en el británico condado de Durham, lleva dos meses sin poder conciliar el sueño por culpa de un extraño y grave zumbido que, cada noche, invade durante horas las desiertas calles de esta localidad agrícola. Parecido al ruido del motor de un coche en la lejanía, cada medianoche y hasta cerca de las cuatro de la mañana, el extraño sonido llena el aire y angustia a los vecinos, sin que nadie haya podido aún averiguar su origen.
No es la primera vez que sucede algo similar. Sonidos parecidos llevan registrándose desde hace décadas en numerosas localidades de Estados Unidos y el Norte de Europa, aunque también han llegado a Nueva Zelanda. Bristol, Auckland, Zurich...Taos, el más famoso de todos llamó la atención de una forma especial a mediados de los noventa.
Tras varios años de quejas vecinales, numerosos investigadores acudieron a esa localidad de Nuevo México. Nadie, sin embargo, logró averiguar la procedencia del extraño y molesto sonido, que según los vecinos se parece al que haría un lejano motor diesel en marcha.
Woodland es, por ahora, el último caso en el que se detecta el sorprendente fenómeno. Patrullas vecinales se han empleado a fondo para buscar el origen del sonido, pero todos los esfuerzos han sido en vano. Ahora, según relata el diario Daily Telegraph, el pueblo ha pedido ayuda a las autoridades. A diferencia de lo sucedido en otros lugares, el zumbido de Woodland es perfectamente audible por todos y se parece al "latido" del motor de un coche.
De forma constante y machacona, el zumbido empieza alrededor de la medianoche y no cesa hasta pasadas las cuatro de la mañana. Y así cada día desde hace dos meses. En la zona no hay torres metálicas, ni fábricas, ni viejas minas que pudieran aclarar la procedencia del misterioso sonido.
Según relatan los vecinos al rotativo británico, "en ciertas zonas de la casa se puede escuchar más fuerte. Viene, definitivamente, de fuera, está en el aire, por todas partes, como un ruido de fondo que vibra a través de los muros de la casa".

Una patología colectiva

La Ciencia no ha logrado aún dar una explicación satisfactoria a estos sonidos misteriosos. En 2005, y después de años de frustradas investigaciones, se determinó que en Taos se había producido una extraña patología colectiva que afecta a un músculo que endurece el tímpano.
Otras investigaciones parten de la base de que se trata de sonidos de tipo geológico, provocados por los movimientos tectónicos o por los desplazamientos del magma que hay bajo la fina corteza terrestre. Sin embargo, no existe aún nada concluyente al respecto, y la hipótesis no ha podido ser probada.
En 1998, sin embargo, la Ciencia demostró que, aunque no podamos oírlo, la Tierra emite constantemente un ligero zumbido de baja frecuencia. Y es posible, aunque sólo posible, que ese zumbido constante aumente a veces su intensidad hasta hacerse audible por el ser humano. Durante años, se pensó que ese zumbido estaba causado, como se ha dicho, por movimientos geológicos. O incluso por turbulencias atmosféricas.

Choques de olas

Pero en 2009 se averiguó que ese zumbido de fondo terrestre se debe a la colisión de grandes olas oceánicas contra los fondos marinos. Y no en todas partes, sino principlamente en las costas de Norteamérica que se asoman al Océano Pacífico. El estudio se publicó entonces En Geophysical Research Letters.
Cuando dos olas con direcciones opuestas y frecuencias parecidas colisionan, crean una onda de presión muy especial, capaz de transportar su energía hasta el fondo marino. Cuando esto sucede, se genera una vibración constante, con una frecuencia próxima a los 10 milihercios, demasiado grave para ser escuchada por un humano pero fácilmente detectable por un sismómetro.
Sin embargo, parece ser que el zumbido de Woodland (igual que los de Taos, Bristol o Zurich) no pueden achacarse a esta clase de vibraciones producidas por olas oceánicas. Y su origen sigue siendo aún un misterio.

domingo, 12 de junio de 2011

El muro de Fudai

Un muro fue lo que salvó la pequeña villa japonesa de Fudai. Un pueblo que consiguió sobrevivir a las olas de 20 metros y evitar sufrir lo mismo que los pueblos de alrededor.  Los 3000 habitantes de esta villa estarán eternamente agradecidos al alcalde que hace cuatro décadas decidió construir un muro que los protegiese de olas de este tamaño.
Él había sufrido un tsunami parecido y no quería que los futuros habitantes de Fudai tuvieran que pasar por esa misma experiencia. El alcalde tuvo que luchar para que este muro se construyese, ya que la infraestructura para llevar a cabo tal obra rondó los 30 millones de dólares y se realizó en un plazo de doce años. Además fue catalogada como una locura y una perdida de dinero. Otros pueblos de alrededor hicieron una muralla parecida pero de diez metros de altura, mientras que la de Fudai llegó a los 15 metros y medio.
Las olas del tsunami que asoló esa zona de Japón destrozó casi todas las murallas de contención. Solamente el muro de Fudai fue suficientemente fuerte para aguantar la furia del océano y dejar a los habitantes a salvo. Las olas que llegaron a Fudai fueron de 20 metros de altura, por lo que estas superaron el muro pero no consiguieron destruirlo. La parte de la ola que sobrepasó el muro no causo graves daños aunque se perdió la vida de una persona que se acercó a ver cómo estaba su barco después del terremoto.
Los dos anteriores maremotos que sufrió Fudai ocasionaron  bastantes muertes por lo que se sabía que esa zona es de alto riesgo debido a eso Kotaku Wamura que fue el hombre que decidió realizar este proyecto comentó:  ” Cuando vi como sacaban los cuerpos del lodo depositado por las olas, no sabía que decir”  lo único que pudo hacer fue una reverencia y prometer que no volvería a ocurrir.
Kotaku Wamura falleció en 1997 con 88 años. Los habitantes de Fudai siguen acercandose a su tumba para darle las gracias por salvarles la vida.

Fuente:


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