Nuestra naturaleza debilitada añora aquel jardín en Edén de donde un día, desnudos, tuvimos que partir. Ahora estamos lejos de el, muy lejos, en el barro de esta vida tan distinta. Tenemos que vivir entre guerras, hambres, abortos, injusticias y el culto a nuestra pequeña ciencia.
Fuera del Edén y todavía muy lejos del cielo.
viernes, 30 de noviembre de 2012
No nos abandones Señor a nuestra suerte
Libranos Señor de nosotros mismos y no nos abandones a nuestra suerte pues ya sabemos como acabamos sin ti.
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