Cualquiera que sea el desenlace de las protestas, levantamientos y revueltas que conocen actualmente los países del Magreb y Oriente Medio, una cosa es segura: el mundo del petróleo ya no volverá a ser el mismo. Todo lo que ocurre en estos momentos no es más que el primer temblor de un terremoto que sacudirá a nuestro mundo hasta lo más profundo. Durante todo el siglo transcurrido desde el descubrimiento de petróleo en el sudoeste de Persia antes de la primera guerra mundial, las potencias occidentales han intervenido repetidamente en Oriente Medio para asegurar la supervivencia de gobiernos autoritarios consagrados a la producción del «oro negro». Sin esas intervenciones, la expansión de las economías occidentales después de la segunda guerra mundial y la riqueza actual de las sociedades industrializadas serían inconcebibles.
Sin embargo, esta es la noticia que debería acaparar las primeras planas de todos los periódicos del mundo: el antiguo orden se hunde y con su desaparición asistiremos al final de la era del petróleo barato y abundante.
Esta cabecera forma parte de un artículo aparecido originalmente en lacartadelabolsa.com y referenciado en el portal crisisenergetica.org donde entresacan algunos puntos:
- Cualquiera que sea el desenlace de las protestas, levantamientos y revueltas que conocen actualmente los países del Magreb y Oriente Medio, una cosa es segura: el mundo del petróleo ya no volverá a ser el mismo.
- Esta es la noticia que debería acaparar las primeras planas de todos los periódicos del mundo: el antiguo orden se hunde y con su desaparición asistiremos al final de la era del petróleo barato y abundante.
- Por decirlo lisa y llanamente, la economía mundial precisa un abastecimiento creciente de petróleo asequible. Oriente Medio es la única región que puede asegurar la oferta. Esto explica por qué los gobiernos occidentales han apoyado durante mucho tiempo a regímenes autoritarios “estables” en toda la región, dotando regularmente de armamento y formando a sus fuerzas de seguridad. Ahora, este orden atrofiado, petrificado, cuyo mayor logro fue producir petróleo para la economía mundial, está desmoronándose. Que nadie sueñe con un nuevo orden (o desorden) capaz de suministrar suficiente petróleo barato para preservar la era del petróleo.
- Una conclusión salta a la vista: los esfuerzos extranjeros por controlar el orden político en Oriente Medio para asegurar el aumento de la producción de petróleo generarán inevitablemente presiones en sentido contrario que darán lugar a una caída de la producción. EE.UU. y otras potencias que observan los levantamientos, revueltas y protestas que se propagan por Oriente Medio y África del Norte harán bien en ser cautelosos: cualquiera que sea su objetivo político o religioso, las poblaciones locales siempre manifiestan una feroz hostilidad a toda dominación extranjera y a la hora de la verdad siempre preferirán la independencia y las ansias de libertad al aumento de la producción de petróleo.
- Aunque la rebelión no llegue a Arabia Saudí, el viejo orden petrolero de Oriente Medio ya no podrá reconstruirse. El resultado, sin duda, será un declive a largo plazo de la futura disponibilidad de petróleo exportable. Tres cuartos de los 1,7 millones de barriles de petróleo que produce Libia cada día se retiraron rápidamente del mercado tan pronto como se extendió la revuelta en el país. Gran parte de ese petróleo permanecerá fuera del circuito por tiempo indefinido. Cabe esperar que Egipto y Túnez reanuden pronto la producción, que es bastante modesta en ambos países, hasta volver a los niveles de antes de la caída de sus respectivos gobiernos, pero no es probable que se avengan a formar grandes alianzas con empresas extranjeras capaces de incrementar la producción en detrimento del control local. Irak, cuya refinería más grande acaba de ser gravemente dañada por insurgentes la semana pasada, e Irán no parecen estar en condiciones de aumentar significativamente la producción en los próximos años.
- En otras palabras, si trazamos una trayectoria razonablemente previsible a partir de los acontecimientos actuales en Oriente Medio, lo que va a suceder ya está claro. Puesto que no hay ninguna otra región capaz de sustituir a Oriente Medio como principal exportador de petróleo, la economía del petróleo se contraerá, y con ella la economía mundial en su conjunto. Hemos de entender que el reciente aumento del precio del petróleo no es más que un leve y temprano temblor que anuncia el terremoto petrolero que vendrá. El petróleo no desaparecerá de los mercados internacionales, pero en las próximas décadas no alcanzará nunca los volúmenes necesarios para satisfacer la demanda mundial prevista, lo que significa que más pronto que tarde la escasez pasará a ser la característica dominante del mercado. Únicamente el rápido desarrollo de fuentes de energía alternativas y una fuerte reducción del consumo de petróleo podrían ahorrar al mundo las más graves secuelas económicas.
Fuentes:
Algunos enlaces útiles sobre el peak oil:
Mariano Marzo en radio 5 (audio)
http://www.peakoil.net/ (en ingles)
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