El papa Wojtyla tras reconocer la precariedad del cristianismo en Oriente al enfrentarse a la tradición de culturas religiosas muy antiguas, anteriores al mismo cristianismo, (a lo que habría que añadir el antitestimonio que históricamente ha supuesto para la aceptación del evangelio la conducta de las potencias coloniales), se suma a lo ya dicho por el concilio de que "la Iglesia católica no rechaza nada de cuanto hay de verdadero y santo en esas religiones".
Lejos, pues, de sorprendernos por la existencia de tantas religiones, Juán Pablo II dejó escrito que el hecho de que la providencia permita tal variedad, debería maravillarnos por los numerosos elementos comunes que en ellas se encuentran. Sin embargo las diferencias también son notables. El budismo y el cristianismo son religiones de salvación, pero la soteriología de una y otra, son contrarias . "La iluminación experimentada por Buda se reduce a la convicción de que el mundo es malo" y de que "para liberarse de este mal hay que liberarse del mundo ". "¿Nos acercamos a Dios de este modo?", se preguntaba Juan Pablo II. El Papa creía que no, pues "la plenitud de tal desapego no es la unión con Dios , sino el llamado nirvana, o sea, un estado de perfecta indiferencia respecto al mundo." De ahí que el Papa Wojtyla señalara al respecto que "el budismo es en gran medida un sistema ´ateo´" (entre comillas).
Y a quienes han tratado de buscar conexiones entre la mística cristiana de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz con los métodos ascéticos de Oriente sobre el desapego del mundo, el Papa señalaba que "la mística carmelita se inicia en el punto en el que acaban las reflexiones de Buda".
Texto de Jesús Palacios comentando el libro cruzando el umbral de la esperanza de Juan Pablo II
1 comentario:
gracias a Dios por intiresny
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